
Todo comienza con una ilusión de belleza y confianza, un sentimiento que se convierte en una esperanza y crece hasta volverse un susurro, una palabra que expresa tus ideales y deseos por una persona. Es aquella palabra de la cual estamos todos enamorados, que todos idolatramos, buscamos y hacemos lo posible por mantenerla una vez encontrada...
En esa idea es que te conocí y embarqué a tu lado en busca de una esperanza de la cual yo no estaba seguro, de la que no me diste ni una pista y sin embargo yo comencé a inventarla.
Vi agua donde había vino y oro donde tan sólo había piedras, me perdí en una ilusión hermosa y me entregué a quien no debía, pero el ser humano al fin y al cabo es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, más en ese transcurso es cuando aprende que se cae... para aprender a levantarse.
Vamos pues reflejo y sombra mía, que de arrastrarse lo conocemos todo, pero a caminar debemos aprender. Tomé mi ser y me moví de lugar, ya no me encuentro en posesión suya, ya no estoy en el centro de su mano, me he movido a la punta de su dedo. Estaré siempre para ti amada mía, estaré siempre contigo y te veré desde cerca, pero ya no sólo veré tu cara, ya no sólo me fascinaré por tus caricias, también buscaré a quien yo pueda encantar.
Al dejar el lugar que se me había asignado, el cambio fue repentino, me di cuenta de las "maneras" del amor, no tiene uno que amar tan sólo de un modo, no tengo que estar enamorado para amar, amo como a mis hermanos, amo como con mi madre lo hago y a ti, puedo amarte como lo hace un amigo.
Exquisito sentimiento el de amar y ser amado, magnífica sensación el de entregarse y recibir a la persona de vuelta. Es esto lo que siento ahora y me he dado cuenta que hasta cierto punto yo no estaba amando, pues el amar quiere decir que sé pensar en "tu" y sin embargo tan sólo pensaba en mí.
Cito ahora un poema del cual el autor desconozco que dice "Yo soy tu amigo y te digo, por favor no me hagas daño, pero si es necesario amigo, pero sólo el necesario." Me entrego ahora pensando en ti, pensando en lo que necesites pero pongo mi línea, tu estás allá y yo estoy a tu lado, como un ser aparte, no como tuyo, no como posesión.
Seguiré a tu lado hasta que me dejes o yo te deje, recibiré tu dolor como si fuera el mío pero nunca será el mismo. Yo ahora te abrazo y me despido, no es una despedida de siempre, por favor no me mal interpretes, tan sólo llámame... Cuando necesites a un amigo.
El sentido del ser humano es amar, estamos hechos para eso. No siempre podemos recibir a la gente como esperamos, pero dijiste una gran verdad: el amor trata más del otro que de uno mismo.
ResponderEliminarQue te puedo decir me encanta lo q escribes y esta vez creo q has encontrado respuestas a cosas q queiras entender te quiero muchisisisisismo y espero q continues escribiendo asi de maravilloso tqmmmmmm
ResponderEliminarMoverse a la punta del dedo. Dejar atrás la palma cruel, donde la seguridad y el encanto nos atrapan sin querer dejarnos huir. Moverse a la punta del dedo y admirar el abismo a nuestros piés. Saber que la opción es solamente una, si queremos ser felices y no morir en una patética nostalgia de mediocre Bohême: mirar el abismo y lanzarnos al abismo. Sin reservas, sin miedo. Abrazar la libertad de la caida libre, a sabiendas que allí encontraremos una mano que no aprese, sino que abrace con cálida humanidad.
ResponderEliminarSí, es un abismo. Pero, en palabras de Víctor Hugo: hay abismos que salvan.
¡Excelente post!