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No creo que haya un mayor temor para un artista que el encontrarse frente a frente con su hoja, lienzo o alguna otra superficie para su arte, completamente en blanco.
Se muestra en ella una infinidad de probabilidades, millones de ideas transcurren la mente, pero seleccionar sólo una de ellas se convierte en una guerra intrínseca de la cual no se puede escapar. A veces, el artista en su indecisión toma múltiples ideas, pero no completa ninguna, dejando así una combinación de estilos y formas poco acertadas. Luego, tras darse cuenta que no es nada de lo que había pensado, se reconforta creyendo que "creó algo nuevo..."
Otros más buscan la innovación en las superficies y materiales, las ideas son claras y podrían plasmarlas fácilmente, pero no, deben encontrar un modo diferente. Es entonces cuando a un artista se le ocurrió cambiar a los actores de teatro y plasmarlos en una pantalla, pero no todos consiguen un cambio tan grato... Algunos decidieron cambiar el mármol por unicel y plástico, la pintura por soya o salsas y los lienzos en servilletas.
Siempre, los artistas, hemos querido escapar de esa superficie en blanco, pero aun innovando nos la encontramos mofándose y esperando con una sonrisa a que demos la primer pincelada, palabra o tallada y que nos diga burlona "¡Uy! Ya te equivocaste..."
Otros, ya en una desesperación completa, le intentaron dar arte a la muerte, decir que "morir es un arte" y así evitar sus lienzos; aun así les pidieron plasmar sus palabras en papel para que no fuesen olvidadas... Después de eso, creo que varios lograron cumplir su "arte" en el miedo.
Cada vez más artistas pierden el hilo de su vida al buscar el "verdadero arte"; incluso algunos han llegado a llamar arte a la pornografía, olvidando así la belleza del cuerpo humano al desnudo e incluso el erotismo. Se comenzó a degenerar cada vez más eso y con ello la vida de las personas que les rodeaban y no practicaban el arte.
Incluso yo comencé a creer durante un tiempo que el arte podía ser cualquier cosa, pero hasta hace unos meses comencé a enamorarme del "verdadero" arte. Quizá para estos momentos, mi paciente lector, debe estar un poco harto de la palabra "arte" entiendo que se repite demasiado, pero es justo ahí donde está mi punto. El arte no es el lienzo donde se colocaron pinturas, no es el edificio de magníficos pilares y cúpulas de oro, el arte jamás aparecerá ante nosotros si lo buscamos en objetos...
El arte, es plasmar la belleza y los sentimientos de uno mismo en su obra, es conocer lo hermoso de la mente y dejar que otros lo sientan y, corríjame si me equivoco, pero no hay mayor arte que el amar lo que se hace.
Quizá no mucha gente vaya a estar de acuerdo conmigo, pero creo que vivir, y me refiero a vivir verdaderamente, es la mejor obra de arte que uno pueda realizar. Si se ama la vida, si se ama a una persona e incluso a uno mismo, puede usted conseguir dicho éxtasis y pasión.
Podría jurarle lector que cada pincelada que usted da en su lienzo de vida, no es un error, es cada experiencia, cada sentimiento y cada aprendizaje que tiene y que comparte usted, o que a veces, coopera alguien más.
Y tan sólo para terminar estimado lector, es normal que todos tengamos miedo a esos espacios en blanco en el lienzo, pero no hay que intentar cubrirlos con mil ideas a la vez, lo importante es llenarlo y unirlo con los lienzos de los artistas que nos rodean, a veces, como mencioné antes, dejar que otro artista ponga su marca en el lienzo y en determinadas ocasiones, dejar que se lleven parte del mismo.
El arte de todo lienzo es cómo fueron hechos... no cómo se terminaron, porque finales hay uno, pinceladas... infinitas.
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