Al abrir los ojos veo tu bello rostro frente a mi. Tus arrugas, debido a la edad, están marcadas en tu cara, pero aun así te ves joven amor.
Fijo mi mirada y observo cada detalle, tu piel bronceada, cabello oscuro y canoso, esos labios de los que he estado enamorado desde hace décadas formando una sonrisa... Qué hermosa eres.
Me volteo en la cama y veo el techo, blanco, un tanto rugoso y viejo... Ja! Se parece a mí...
Al quitarme las cobijas y sábanas noto un pequeño agujero en mi pijama, a la altura de mi rodilla. Eso no me hizo feliz, pero no afecta mi vida, ni mi mañana. Las paredes blancas me miran y mi barriga mañanera expone su auge al estar sentado un poco encorvado y en ciertos momentos recordé tiempos pasados en los cuales aquella amiga estomacal no me acompañaba...
En el buró, mi reloj, un libro de título "Sibyl" y una pequeña lámpara. A un lado de todo esto están mis lentes, culo de botella y armazón grueso... Como mi padre.
Me pongo mis pantuflas, regalo de Gabriela, y antes de tomar la decisión de despertar a Estefy pienso en sorprenderla. Qué tal si le hago el desayuno? Ella siempre cocina, hoy me toca apapacharla...
Me levanto con la mano en mi espalda (la edad) y con un movimiento de tronco, mis vértebras truenan y la satisfacción recorre mi ser. Comienzo a caminar hacia el pasillo fuera del cuarto y a bajar las escaleras a la derecha.
Al llegar hasta abajo me regordeo de la madera en perfecto estado que adorna el piso de la sala y el recibidor. Siguiendo entonces mi camino hacia la cocina observo una pequeña mancha en la mesa, seguramente fueron mis nietos...
Ya en el recinto culinario que mi esposa ha desarrollado durante toda la vida, principio a cocinar 3 huevos revueltos con jamón, cebolla y jitomate, un poco de chilaquiles y para terminar, 2 rebanadas de pan con mantequilla.
Como si de un joven enamorado se tratara, al preparar la charola me encontré tarareando una canción más antigua a mis 81 años de edad, marcada en mi vida y en la de mi amada, "Sabor a mí" de Agustín Lara, y al percatarme de esto me siento un poco tonto, pero la sonrisa no desaparece de mi rostro.
Ya todo acomodado y al son de la música en mi cabeza comencé a caminar gustoso... Gusto que se acabó un poco en las escaleras... Al llegar al umbral del cuarto, entro a hurtadillas pues Estefanía sigue dormida tal y como la dejé.
Coloco la charola en un buró y me acomodo en la cama con mis almohadas para quedar sentado. Emocionado como niño chiquito y como desde que soy pequeño, sonrío y muevo el cuerpo al mismo tiempo que respiro intensamente. Levanto mi mano y la coloco suavemente sobre su rostro y con voz amorosa le digo a mi amor: "Viejita? Levántate Estefy, te hice el desayuno y sé que te va a gustar."
Muevo su hombro y no hay respuesta, ella sonríe y su cara está fría... Yo sé amor, descansa entonces.
Con lágrimas en los ojos comienzo a desayunar y disfrutar cada detalle del sabor como tu lo hubieras hecho... No es porque lo haya cocinado yo eh amore? Pero es el mejor desayuno de mi vida... Te amo, duerme bien... Nos vemos luego.
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